Ziganda y su viento formativo
6 Julio 2015
Víctor Lafuente
El éxito de la campaña realizada por el Bilbao Athletic es rotundo, nadie le lleva la contraria al vencedor, no va con lo humano discutir al que gana, y en esta ocasión sería misión harto complicada. Las cuatro campañas de Ziganda al mando del Bilbao Athletic solo pueden considerarse como exitosas, lo clasificatorio no ofrece dudas desde lo numérico, pero en este caso creo que lo importante transciende desde lo formativo, donde ha conseguido estructurar modelos de juego flexibles, adaptables, donde encajar el talento de los jugadores con que disponía, respetar lo que su naturaleza dice que son, y permitir el desarrollo de sus cualidades a partir de jugar a lo que el jugador es y no ir en contra de lo que mejor sabe hacer, para satisfacer su propio ego como entrenador, trazando escenarios que faciliten el desarrollo formativo del jugador con el que cuenta.
La primera campaña, el Cuco dibujo un modelo que beneficiase las capacidades de sus extremos, Ibai ( hasta que subió al primer equipo) y Alain Eizmendi, jugadores que marcaban distancias por fuera, sumado a una incipiente camada de futbolistas interiores como Eraso, Morán, Galarreta y Peña, que produjesen un hábitat favorable a la aparición de los que participaban desde la cal.
El segundo acto del de Larrainzar en el primer banquillo de Lezama, se saldó con la clasificación para Play Off, y una plantilla donde 8 de sus miembros iniciarían la siguiente campaña en un equipo de superior categoría, el filial creció en su futbol, el manejo de la pelota adquirió un nivel de madurez más elevado; se tomaban los tiempo precisos para iniciar secuencias desde atrás y desencadenar ventajas en las distintas fases ofensivas, el equipo rotaba, priorizando la formación y mutando características que optimizasen lo competitivo, se trataba de aventajar por dentro para desencadenar por fuera, la presencia de Saborit y Jonás Ramalho permitían continuas opciones de progresión a través de pares en banda, un equipo difícil de contener, frenado por el infortunio en el Municipal de Manises.
El curso 2013 – 14 comenzaba con la salida de jugadores importantes promocionados al primer equipo o categorías superiores, el reto era complejo, los primeros partidos demostraron un dibujo algo difuso que trataba de amparar a Aketxe en la mediapunta, con dos mediocentros puros, pero la lesión de Jon Iru y el talento de Unai López, facilitaron el proceso de elección a Ziganda que aposto por el 4-3-3, un equipo pausado en la construcción que trataba de explotar las capacidades de su trio interior Eguaras – López – Aketxe para empujar y rebasar las líneas del rival y dos puñales exteriores encargados de cambiar la pausa por el vértigo, Sabin y Guarrotxena, que ofreciesen pelotas finalizables a puntas resolutivos como Guille en el primer tramo e Iñaki Williams en el segundo.
La campaña 2014 – 15 nacía con un Bilbao Athletic con una edad media inusual con muchos jugadores del 95, con gran progresión pero con un nivel competitivo por demostrar en la árida 2ºb, jugadores que venían de realizar una sensacional campaña en el segundo filial, agregados a un puñado de adelantados que ya competían en 2ºb, y algún repetidor que debía aportar el salto cualitativo. La configuración del plantel sobresalía por la acumulación de proyectos destacados en el último tercio de campo, Williams, Santamaría, Jurgi, Sabin o Seguin, un equipo con dinamita que trataba de entretenerse menos que en el pasado, para buscar con celeridad a quienes superasen opositores, esto sucedió durante el primer tercio del campeonato, el filial dominaba con balón pero las secuencias de pase eran mas cortas, mas profundas y más vertiginosas, el reto encontrar a los de arriba, incluso se perdió la figura del mediapunta, utilizando a Gorka Santamaría por detrás de Iñaki Williams, lo que dejaba claro cual era el objetivo, era un juego menos posicional y mas espacial, conquistar la espalda tras la última línea rival, donde Williams y Merino, encuentran su mejor escenario, posibilitados para correr. El primer fin de semana de Diciembre supondría una ruptura en el modelo, Williams jugaba frente al Córdoba y el cachorro pasaba a ser León, Santamaría ocuparía espacios cercanos a la finalización, permitiendo la aparición de jugadores específicos en la mediapunta, Salinas y Bengoa, el juego se pausó, bajaron las pulsaciones en la posesión y se empezaron a buscar ventajas que permitiesen vías de progresión facilitadas, las dinámicas individuales se redujeron y se orquesto un jugar más coral, el pase como conector y facilitador de superioridades desde atrás, favorecidas por la precisión de Yeray Álvarez y Unai Bilbao para superar las primeras presiones rivales.
El tipo de iniciación, la altura de los laterales, el número de jugadores intervinientes en la iniciación la configuración del mediocampo, la utilización de mediapunta, el orden de los interiores, los movimientos de los exteriores, han ido variando para favorecer la expresión de los que estaban en el campo.
El resultado es evidente, no cabe duda del acierto de Ziganda como formador, discerniendo las capacidades de con quienes contaba y soplando a favor de su desarrollo, nunca es bueno llevarle la contraria al viento, lo más formativo es favorecer que sean todo lo que pueden ser, no limitar, y posibilitar la expansión del talento que se tiene aunque en ocasiones este sin destapar, por que si el juego es de los jugadores, en formación todavía lo es más.