Entrevista con Julen Axpe, furgonologo y narrador en DAZN
Julen Axpe: “Ser artista no es una profesión, es algo que va integrado a la persona. Lo tengo fusionado”
De jugar en Primera Catalana con el CE Júpiter a narrar en DAZN en euskera. Y todo ello, viviendo en una furgoneta y siendo cómico. Julen Axpe toma sus decisiones desde la sorpresa, los actos de fe y, sobre todo, desde el humor. La vitalidad y la transparencia forman parte de su forma de ser tan peculiar.
Hadi Anani
P: ¿Alguna vez te han dicho que eres de las personas más inéditas del mundo?
R: Una comparación mundial tan ‘heavy’ nunca me la habían hecho, no. El estilo de vida, incluso la forma de ser, igual un poco sí que llama la atención. A veces choca, dentro de que yo me considero bastante normal. Bueno, no, no. Tampoco voy a decir que me considero normal sabiendo cuál es el patrón y el estándar social.
No cualquiera pasa de ser jugador de Primera Catalana a narrador de DAZN.
Incluso a mí me pilla por sorpresa un poco en la vida. En la furgoneta tengo pegadas frases y ‘mensajitos’ que me suelo poner para recordarme cada día, y uno que tengo puesto es “sorpresa”. Y en la vida te puedes hacer expectativas y puedes luchar por objetivos, pero luego en ese camino vital que has elegido… las sorpresas que aparecen, ni mi mejor guionista las podría escribir.
Porque la sorpresa de pasar de ser narrador de DAZN, jugando en el Júpiter, ¿cómo surge?
Bueno, reforzando la premisa de la sorpresa… mi sueño siempre había sido ser futbolista, era mi pasión. Si algo me ha movido en la vida en los 25 años que llevo, en porcentaje, es el fútbol. Yo era un enfermo: veía los partidos, era muy friki, me sabía todos los jugadores, todos los datos… me encantaba Maldini. Y me planteaba un día, de joven, en sexto de primaria: “tengo tal conocimiento que me gustaría vivir de ello”. Pero algo de niño que ni te planteas que eso existe, o que no hay un camino para poder llegar a ello. Al finaljugaba al fútbol porque vivo en una furgoneta y necesitaba donde ducharme. No tenía ninguna ambición con el fútbol. Y de ahí, me llamaron para hacer una entrevista como: “Hostia, juegas al fútbol y vives en furgoneta, qué peculiar…”. Una entrevista que era en Cataluña, en un sitio sin más, que no tenía ninguna audiencia ni nada. De esa entrevista, que fui al azar, a esa persona le preguntaron: “¿Conoces a algún comunicador vasco y que sepa de fútbol?” Y me recomendó, hice la prueba y me dijeron que sí. Ni yo lo he buscado, ni sabía que se podía trabajar de eso. Y encima en DAZN, directamente.
¿No estudiaste nada previo, ni periodismo, ni nada similar, que se suele estudiar para ello?
Nada. Ni periodismo, ni ningún curso de locución. De fútbol sé porque he estado toda la vida jugando, y porque ha sido lo que me ha ido moviendo en mi vida hasta empezar con la comedia y esta vida que llevo ahora en furgoneta. Y de comunicar sé porque me llevo dedicando a la comedia cinco años y actúo delante de gente intentando hacer reír.
¿Se estudia lo de cantar “bailamos bachata” o hacer canciones dedicadas a Iñaki Williams? ¿O eso también es sorpresa?
Lo que se hace es entrenar para sentirte vivo en eso que haces y tener pasión. Lo de bachata, por ejemplo, no era un “venga, si hoy pasa una jugada bonita, pienso lo de bachata y lo meto ahí”. Fue a partir de cómo estaba viviendo el partido y de la emoción que me invadió, me vino eso y empecé a comunicar eso. En lo mío no hay ninguna formación, nada predeterminado. Solo es sentirme vivo y pasando un filtro. Comunicar aquello que estoy viviendo viendo el partido.
Y sin pasar mucha vergüenza.
Incluso la vergüenza también es algo que se entrena. Al final, la vergüenza que podía tener antes, comparada con la que tengo ahora, no ha sido solo por mi personalidad. Llevo años haciendo teatro, formación, cursos… se me ha ido dando un proceso de desinhibición que se entrena. El Julen de hace 6 años se llega a ver haciendo eso y subiéndolo a Twitter teniendo todos los retuits y comentarios, igual diría: “¿dónde te has metido, qué haces? No quiero terminar en eso”. Y el de ahora es “qué bien me lo paso, cómo disfruto”.
¿Se entrena igual la vergüenza que jugar a fútbol?
Sí, aunque yo creo que hay más capacidad de mejora entrenando la vergüenza. En el fútbol llega un punto que yo por mucho que entrenase ya está, no iba a mejorar, incluso podía llegar a ser peor (risas). En la comunicación, es infinita la capacidad que hay de desinhibirnos, de ser fieles a lo que somos. Siempre con respeto. Saber que la partida de la vida se juega en uno mismo y no en la opinión de los demás, dentro de un respeto y un saber convivir en sociedad.
¿La gente qué te suele decir cuando escucha tus narraciones?
Hay de todo. Yo estoy muy, muy contento por el ‘feedback’. La gente está muy orgullosa y muy contenta de que DAZN haya puesto el servicio de lenguas comunitarias a la hora de poder narrar fútbol. Y eso ya es de agradecer. Que puedas ver un partido de tu equipo en euskera, para la gente de allí es una maravilla, que escuchemos el fútbol en nuestra lengua. Y en un estilo al que igual no están acostumbrados a ver, en ese formato. ¡Es que han puesto a un monologuista narrando partidos! Y DAZN por Twitter me da bola, así que por ahora, hasta que me echen, habrá que seguir haciendo el gamba.
En TikTok también te manejas bien. ¿También hay comentarios de todo tipo?
Sí, sí. Yo en TikTok tengo mi público de los monólogos y de los vídeos de comedia que he ido haciendo durante años. Pero claro, ahora DAZN me está compartiendo en TikTok e incluso seguidores míos me dicen: “¿Pero a esto también le das? ¿Qué estás haciendo con tu vida?”. La mayoría de los comentarios son positivos, incluso los no tan positivos me hacen gracia. Cada uno percibe las cosas como las siente, ¿no? Y si a alguien le genero algo bonito, yo encantado. Y si a alguien le genero algo de rabia o no concuerda, también que lo exprese. Ya sé gestionármelo, por suerte.
¿Improvisas igual las narraciones que los números que haces en ‘Furgonólogo’?
No. En los números que hago en ‘Furgonólogo’ la marca soy yo, el show es mío. Mi estilo es tener respeto con la gente, reírte de cosas sanas, como hacemos todos los cómicos. Al final soy yo el responsable de mis palabras y mis actos. Cuando estás narrando, eres un trabajador de DAZN, hay un filtro y tu mensaje repercute a una empresa. Dentro de que improvisas, hay una conciencia que también la tengo cuando hago las actuaciones, pero allí igual tiene más fuerza.
Me has hablado de conciencia, de responsabilidad de actos… también es un gesto de fe ir a vivir en una furgoneta. ¿Cómo surge? ¿Qué piensan tus padres? ¿Cómo lo vives?
Para mí ha sido un camino vital, que ha partido de un acto de fe. Tengo un sueño, quiero ser cómico y la forma de hacerlo, por recursos económicos y alimentar las circunstancias que me puedan dar las ganas de hacer comedia, era vivir en furgoneta. Dejé la carrera cuando solo me faltaba un año, me vine a Barcelona cuando todavía no era nadie como cómico, no conocía la ciudad… lo estás dejando todo, te vas a una ciudad que no conoces y viviendo en una furgoneta. Yo entiendo lo que puedes generar en tu entorno, pero esa es su película y sus miedos. Lo que estaba sintiendo yo era ilusión, positividad y ganas. Era una fe que no tenía fallos.
¿Se vive mejor en Cataluña o en Euskadi?
Diferente. Depende de la etapa en la que estés y las necesidades vitales que tengas. Yo ahora soy un joven creador que quiere descubrir y conocerse, ponerse en contextos que me hagan evolucionar. Estar en Barcelona en una furgoneta me está nutriendo más que estar en el País Vasco. Pero bien en las dos, se complementan.
¿También hay diferencias en el fútbol de Euskadi y en el catalán?
Te diría que sí, pero como yo lo he practicado igual en un sitio que en otro… yo he salido a hacer lo que sé hacer, tanto en el País Vasco como en el Júpiter: ser intenso e intentar correr más que el otro. Porque luego con balón… yo no le he sabido dar al balón ni en el País Vasco ni en Cataluña. Siempre está aquello de que “se juega más en Cataluña”, pero yo no lo he vivido así. Igual los vascos tienen más garra y los catalanes, más calidad, pero la esencia del fútbol es la misma en todos los lados.
¿Y un descenso cómo se vive?
Llevo tantos que para mí un descenso es lo rutinario. Uno más. Incluso ya los celebras. Soy cómico, queda más gracioso decir que eres tendido que mantenido. Todo por la comedia.
¿Compaginar ser futbolista con humorista se traslada en un vestuario?
Para mí, ser artista no es una profesión, es algo que va integrado a la persona. No es “a esta hora que actúo soy cómico, y luego soy Julen persona”. Lo tengo fusionado. Lo de no tener vergüenza, lo de que eres diferente… no es porque soy cómico, sino porque te lo has ido trabajando y tienes más proceso de inhibición, y eso en el vestuario los plasmas. Pero ya te digo yo que en los vestuarios hay mucho cómico suelto sin que lo tengan de profesión. No he tenido que coger muchas riendas.
Lo de ser futbolista, narrador y ‘furgonologuista’ no lo pudiste compaginar, ¿no?
Con la rutina que llevo, podría montarme lo de jugar a fútbol. De hecho, el Júpiter me dijo de seguir. Mi objetivo ya no ha sido jugar al fútbol, ha sido jugar en el Júpiter. Para mí es como una casa, una familia. Si jugaba al fútbol era por estar en este club. Pero entre las actuaciones, tenía bolos con la furgoneta, me hacían viajar… más que nada ha sido por las actuaciones y la rutina semanal. Ya no tenía tanta ilusión por ir a entrenar y todo lo que conlleva.
Un poco sí que echas de menos lo de ser futbolista.
Si te soy sincero, por la ducha. Echo de menos echar una ‘pachanguilla’ suelta. Pero lo otro, no te puedo mentir, no lo echo de menos. Mira, mis últimos seis años de fútbol han sido: Aurrerá en Tercera División, descenso. Amurrio en Tercera División, descenso. Júpiter en Tercera División, descenso. Dejo el fútbol dos años. Vuelvo al fútbol en Primera Catalana porque necesitaba un sitio para ducharme y me fichó el Júpiter. Primera jornada, me rompo el metatarsiano, todo el año sin jugar. Me renuevan y antes de empezar la temporada siguiente, patada en la tibia y todo el año sin jugar. Me renuevan, descenso. Cuatro descensos y dos huesos rotos. La vida más claro no me lo podía decir. Como para echarlo de menos.
Con todo esto me estás intentando decir que el humor en el mundo del fútbol es un poco necesario, ¿no?
Sí, sí. A mí me ha servido para pasar todos estos trámites: los descensos, romperme los huesos… para mí las cosas no son buenas ni malas, las cosas son. Luego está el juicio que le metas. Y si consigues que esas cosas que te pasen te alimenten como persona, pasarán a ser buenas. Estaba en mis manos. Y yo, con suerte, he sacado humor, vídeos de comedia y mucho aprendizaje.
Cualquiera diría que momentos malos no has pasado en tu vida.
Para mí no. Nada de lo que me ha pasado de los descensos y los huesos rotos diría que es un momento o un recuerdo malo. Si me escuchan los del Júpiter decir que el descenso no es un momento malo, igual me matan. Obviamente es mejor no bajar, pero una vez las cosas pasan, ya han pasado y está en tus manos mirarle el enfoque positivo y que te pueda nutrir como persona.
¿Puedes llevar una vida completamente feliz 24 horas al día y 365 días al año?
No, para mí no es lo mismo ‘feliz’ que ‘positivo’. La felicidad es una emoción, y yo transito todas. No me bloqueo a estar triste o estar enfadado. Ni me exijo ni aspiro a ser feliz todo el rato. Pero una vez pasan las cosas y tienes una emoción, el enfoque o el camino a seguir, sí que puede ser una decisión clave.