Unai, Nico y el fútbol de selecciones


UNAI, NICO Y EL FÚTBOL DE SELECCIONES
Las semanas de selecciones, son susceptibles de debate permanente, el mundo futbolístico, cuelga o no su camiseta y todas las miradas se centran en los equipos nacionales.
Adelanto, es justo, que este artículo no concita ni excita ningún sentimiento ideológico, moral ético o político, ni siquiera hay una valoración en torno a la convocatoria o no de fulano o mengano en función de la camiseta que uno siente y ama, tan sólo esconde algunas reflexiones futbolísticas que me provocan los encuentros de los equipos nacionales.
Los equipos nacionales, hacen mejorar el talento, no hay ejemplo más claro para el “Athletizale” que la evolución de Nico y Unai, por citar a quienes han formado parte de esta última ventana, aunque podríamos sumar a Dani o al propio Iñaki para certificar la reflexión.
Las convocatorias de las selecciones ofrecen a los futbolistas una serie de herramientas que facilitan el desarrollo del talento, por un lado el hecho de convivir con futbolistas de máximo nivel les ofrece un abanico de posibilidades a la hora de expresar su talento que de otra forma no podrían mostrarnos, los compañeros deben ser entendidos como facilitadores de la expresión en el juego de los individuos, mas no debiéramos olvidar que si compañeros de más nivel facilitan, oponentes de más nivel exigen, luego la exigencia de los rivales también se convierte en una herramienta para hacer mejores a los que juegan y desarrollar el talento. Aún cuando siempre lo pasamos por alto, como todo aquello que se escapa a la comprensión lógica cartesiana, los futbolistas afrontan entornos emocionales muy impactantes, exigentes y de un alto desgaste ya no sólo por el tamaño del objetivo que afrontan, también porque las ventanas de selección les obligan a convivir con todo el entorno mediático y periodístico (no es lo mismo desde la aparición de las redes sociales) veinticuatro horas al día, durante la totalidad de la convocatoria, sin obviar que si además perteneces, como es el caso de los nuestros, a un equipo nacional con una alta exigencia competitiva conviven con esa obligación de ganar sí o sí, pues todo lo que no sea victoria es considerado fracaso, imposible por tanto no madurar.
Otro aspecto que amerita mi atención es el análisis del juego colectivo, pues si hay un lugar donde los tópicos aceptados como ciertos se derrumban es a través del análisis del juego de los equipos nacionales, ¿Cómo explicar comportamientos colectivos de alto nivel de precisión cuando los seleccionadores no tienen tiempo para trabajar, más si tenemos en cuenta que en muchos casos los futbolistas llegan cansados con golpes etc. de sus competiciones y necesitan tiempo para recuperarse y poder llegar en un optimo estado a las competiciones de sus selecciones? En realidad la pregunta sólo tiene respuesta atendiendo a un cambio de paradigma en el análisis que centra en el futbolista y las relaciones que surgen de la combinación de su talento con sus compañeros de selección el lugar para encontrar respuestas; atendiendo a este nuevo paradigma podemos explicar por ejemplo, que Nico tenga una expresión más amplia, versátil, impredecible y continuada que en el Athletic, atendiendo a este paradigma podemos explicar también por ejemplo porque Unai tiene una participación diferente en el juego de reanudación desde su área que con los del Botxo; supongo que quién viene leyendo este articulo querrá concluir que los equipos nacionales mejoran, en este caso a Nico o a Unai porque los acompañantes son mejores, pero ni es mi intención, ni refleja mi pensamiento, ni explica la realidad, Nico y Unai al igual que todos y cada uno de sus componentes expresan otras capacidades de su talento porque las capacidades de quienes los rodean y los acompañan en el juego les invitan a intervenir, a interactuar en el juego de otra manera diferente, sólo mejor por cuanto los invitan a experimentar formas de intervenir diferentes a las habituales y por lo tanto los ayudan a mejorar sus registros de intervención o incluso a implementar otros nuevos haciéndolos más imprevisibles y por lo tanto más eficientes.
El fútbol de selecciones debiera convocar la reflexión de entrenadores, analistas y demás actores de este circo mediático donde todos reclaman importancia pues toda la teoría metodológica, táctica y demás herramientas escondidas en lenguajes complejos que parecen hacerlas más creíbles y convertirlas en más indispensables (ese es el objetivo final claro está) se ve superada, apartada, arrinconada o simplemente puesta en su lugar y en su justo valor, cuando el talento de los futbolistas se mezcla para construir equipos de un alto valor colectivo e individual que responden por encima de todo al valor de las interacciones de los que juegan y dejan al entrenador en un lugar donde observar, elegir, ubicar para mezclar y concretar la información se convierte en fundamental, pregúntenle si no a los argentinos que repudiaron a Scaloni por inexperto e incapaz y en un ejercicio de anti dogmatismo, observación del talento individual y en la interacción, libertad de expresión del talento y simplicidad y concreción del mensaje, les ha hecho campeones de todo, de todo lo que tocan y en cualquier lugar que lo tocan.
Termino con una reflexión, las convocatorias de los equipos nacionales son un mensaje inequívoco de gran valor para comprobar el nivel de nuestro equipo, para valorar el nivel del Athletic, nuestra realidad hoy abre la puerta de la selección a muchos de los componentes de los del Botxo, recientemente Dani, Paredes, Oihan han acompañado a los más los habituales Unai y Nico a los que pronto se les unirá Jaure, quizá Beñat y porque no Yeray, algo que no sucedía desde el Athletic campeón de los ochenta, ¿Será casualidad?