RECUERDOS DE SAN MAMÉS POR DAVID MIGUÉLEZ

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David Miguélez

10 Mayo 2013

Como contar con palabras mis recuerdos y sentimientos sobre San Mames. Si pudiese abrir en dos mi corazón os podría mostrar que este no esta formado por venas, arterias ventrículos y demás, son gradas, césped, leones rojiblancos y un enorme arco que es el motor que hace fluir la sangre que lo hace latir.
Desde bien niño soñaba con esos elementos que empujan mi energía interior, aún recuerdo mi disgusto cuando aún no había cumplido la decena de edad me encontré con un campo cerrado a cal y canto en pleno mes de agosto. Rabia, decepción, tristeza…. Sentimiento que estuvo atrapado en mi ser hasta casi veinte años después.

Era una fría tarde de octubre, como rival el Villarreal, esperar en la cola de acceso al templo que me da vida se me hizo eterno. En cuanto traspase el primer muro de cemento las emociones afloraron solas. 45 minutos de espera al inicio de partido. Pensé que me deshidrataría con tanta lágrima suelta resbalando por mis mejillas. Por fin había cumplido un sueño. Por fin mis latidos estaban completos. La Catedral y yo, yo y la Catedral latiendo al mismo ritmo.

Luego llegaron un par de partidos más, Real Madrid en copa y Depor en Liga. Poco bagaje para tanto sentimiento acumulado.

En mayo de 2012 llego la despedida presencial más triste. Entre pantallas de televisión, ahogado en olas absurdas que agitaron mis mares internos amargando un adiós. Hoy, en frío, creo que la dura derrota que rompía mi sueño de despedir a mi amado San Mames desde la ría obsequiándole con una marea rojiblanca presidida por la ansiada gabarra no fue tan dolorosa como el observar el sacrilegio que las nuevas generaciones cometieron con el mayor templo del fútbol de este estado.
Vi convertido San Mames en un macrobotellon que festejaba hasta los saques de banda. Me sentí ofendido, dolido y triste por no poder compartir en la intimidad del fútbol esos últimos minutos de existencia.

Tan solo calmó mi sufrir el latido de mi hijo dormido en mis brazos mientras me alejaba sin poder dejar de mirar de reojo esa esbelta figura una vez más.

Se qué volveré algún día y ya no estarás, que habrás mudado de piel, espero que mantengas el mismo corazón. Que volvamos a latir como un solo ser, prometo volver a situarme en ese punto exacto donde moraste todo un siglo y respirar hondo, impregnar mil pulmones de tu existencia, porque aunque ya no te encuentres físicamente tu espíritu siempre permanecerá en ese lugar, y en mi corazón, que es el tuyo….

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