RECUERDOS DE SAN MAMÉS

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8 Mayo 2013

Juanra Parrado

25 AÑOS DE RECUERDOS

Recuerdo que todo comenzó el 7 de Enero de 1988 con un partido de Copa contra el Castilla, con mi padre (madridista), con mi bandera de palo, con mi entrada de niño por la puerta 40, con la ilusión desbordándome los ojos…. y acabó con derrota por penalties, con mi bandera rota contra las vallas, con lagrimas en los ojos y con mi padre diciéndome por primera vez: «NO PASA NADA, SOLO ES FUTBOL».
Desde entonces muchas han sido las veces que he pisado La Catedral (menos de las que quisiera) y muchas las que por diferentes cosas han sido especiales para mí:

Recuerdo la rabia juvenil de las primeras veces que insultabas a Buyo o Hugo Sánchez como si te fuera la vida en ello.

Recuerdo estar subido a la valla del fondo norte (si, de mis ahora denostados Herri Norte) con una bengala encendida y mirar la cara de toda la gente que estaban a tus pies.

Recuerdo celebrar esos goles en medio de una avalancha que era lo mas parecido a volar sin tocar el suelo.

Recuerdo tener San Mames vacío sólo para tí y tus colegas de Tripustelak mientras preparábamos los mosaicos de grandes partidos como contra el Real Madrid, la Sampdoria o la Juventus.

Recuerdo precisamente el «petardo» que me fumé en el descanso de ese partido y que me dejó K.O. y como mis amigos venían de uno en uno hasta las escaleras de los baños donde estaba medio tirado para decirme que el partido seguía 0-0. No importaba mi salud, lo verdaderamente imposrtante era el resultado.

Recuerdo horas y horas de colas en las taquillas animadas y regadas con la ayuda de alguna botella de moscatel o patxaran.

Recuerdo la primera vez que fui sólo, sin amigos al campo porque mi padre me consiguió una entrada media hora antes de que empezara el partido contra el Zaragoza en el que quedamos segundos justo el año del Centenario. Y recuerdo que cuando marcó «El Gallo» fue la primera vez que el fútbol me hizo llorar abrazado a desconocidos tipos locos que gritaban y vestían igual que yo.

Recuerdo también la última vez que llore, en el que para mí es «EL PARTIDO» de todos los que he vivido en La Catedral. El año pasado en semifinales de Europa League con el gol de D10-1S Llorente y ese campo entero atronando y entonando el himno mientras no podía dejar de derramar lagrimas de alegría abrazado a una señora de 80 años que estaba igual que yo y que durante aquellos minutos fue lo más parecido a una simbiosis perfecta entre lo que simboliza el Athletic y lo que significa y significará San Mamés.

Y hablando de lágrimas también recuerdo algunas ausencias (con entradas en la mano) que debieron ser presencias. Por destacar una hablaré de la semifinal de Copa contra el Sevilla. Y como mientras yo me dirigía al Hospital de Basurto como un zombi a ver a mi madre gravemente enferma hordas de alegría e ilusión me rodeaban.  Fiesta y drama separados por unos pocos metros. Recuerdo estar en la UVI viendo a mi madre pegada a un aparato y como un enfermero se me acerca para decirme que mi madre saldrá adelante (así fue) y que en el descanso ganábamos 3-0.

Incluso la travesía del desierto que ha sido esta temporada también ha dejado un gran momento como ha sido poder llevar a Maren por primera vez a ver un partido (Bilbao Athletic – Alaves) y ver su sonrisa de ilusión y alegría mirando para todos los sitios. Poder ver en su cara aquello que sólo se puede ver una sola vez.

En todos estos 25 años he vivido partidos de Liga, de Copa, de Champions y de UEFA. Partidos amistosos y del Trofeo de la Galleta. Partidos del equipo Femenino, del Bilbao Athletic y de los Juveniles. He vivido conciertos de Bruce Springsteen y de AC/DC. Incluso he vivido experiencias nocturnas en algunas de sus puertas que nada tienen que ver con el fútbol pero igualmente placenteras.

A pesar de vivir muchos goles, remontadas, grandes victorias y derrotas ridículas lo que realmente recordaré siempre de San Mames serán las cosas alejadas del verde: La emoción al subir la última escalera antes de ver aparecer el campo ante tus ojos, el ruido que hacíamos todos al golpear el cartel de «Marca» al salir del campo, la camaradería y amistad de poder compartir todas esas cosas con amigos. Las gradas de pie, las vallas, las banderas, las (añoradas) canciones, el olor a nitrato quemado o a hierba mojada, las bombers  puestas del lado naranja, los bocatas de tortilla, las bufandas al viento…..el pertenecer a la familia del Athletic Club, el poder vivir lo que significa pisar y sentir San Mames.

A partir de Septiembre nos toca mudarnos a la acera de enfrente, pero siempre podremos recordar los recuerdos. Esos no se derrumbaran nunca. RECUERDALO TU TAMBIÉN.

AGUR SAN MAMES.

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