UN FINAL INMERECIDO

Foto: Unai Zabaleta

Foto: Unai Zabaleta

6 Mayo 2013

Juanma Velasco

Quizá sea cosa de un mal sueño, quizá tenga que ver con un golpe de crueldad después de un año mágico al que solo le faltaron los títulos, pero bien por una u otra cosa, el Athletic de esta temporada se ha abonado a los tonos grises. Se maneja en un tramo de incertidumbre en la clasificación y sin una alegría que llevar a la boca de sus aficionados. La hinchada está descontenta y no sabe con qué quedarse. Duda de si lo que vio un año antes, cuando habría invitado a su casa a cualquiera de los que se vistieron de corto, fue una realidad o solo quedó en espejismo. En la grada hay demasiadas preguntas en el aire.

El fin de semana ha sido extraño para los que sienten como propio el Athletic. En esta Liga de horarios asesinos, jugar el viernes es quitarle la salsa al carrusel o agotar bien pronto las conversaciones de taberna, sobre todo cuando una buena mañana de sol acrecienta las ganas de conversar de fútbol. Pues bien, todo eso se resumió a lo poco que se habló el sábado. ¿Cuántos hablaron del Athletic el domingo? Pocos. Y de haberlo hecho, seguro que lo que se dijo no fue para bien.

El Athletic ha superado ya la última parada a boxes del campeonato y afronta las vueltas que decidirán su clasificación. Y los números (no es jugar a futurólogo sino acogerse a la más pura realidad) dirán que este Athletic quedó por la mitad de la tabla, viviendo a distancia de los puestos europeos. Es lo que tiene la tabla, que no sabe de merecimientos. Hace apenas dos meses, Bielsa habló de merecimientos y de logros, de puntos reales y de opciones que se podían haber dado. El técnico cifró en cerca de una veintena de puntos el balance negativo con respecto al botín que presentaba el equipo en la clasificación y aquello, cuanto menos, causó curiosidad. Los que tienen en el rosarino a un tipo que merece la pena ser considerado un ejemplo, enarbolaron la bandera de merecimiento no conseguido para defender que el trabajo del entrenador estaba en el buen camino y que la línea del éxito y la mediocridad es tan fina como la raya del fuera de juego. En cambio, también están los que consideraron que lo que expresaba no era más que una excusa a una mala temporada en la que no había sabido encontrar el punto a una máquina que el año anterior había funcionado de manera impresionante.

Merecido o no, da la sensación de que el Athletic de Bielsa, que tiene toda la pinta de contar con los dedos de la mano los partidos que le restan como primer espada rojiblanco, despedirá el año de una manera que no se corresponde con lo que ha puesto en liza sobre el terreno de juego. Desde que los leones cayeron en Sevilla, en un partido que recordó la esencia del mejor fútbol que han ofrecido los de Bielsa en los últimos 24 meses, el equipo apenas ha sumado un puñadito de puntos pese a ser dominador de la mayor parte de los partidos. Las recientes salidas a Coruña y Vigo son un fiel reflejo de lo poco que vale un empate cuando se da un baño al rival. Los rojiblancos podían haber regresado de Galicia con victorias de contundencia y con un nutrido grupo de aficionados cantando las bondades de los planteamientos de Bielsa. Probablemente, muchos de los que así se expresarían son los mismos que ayer, quizá hoy y también puede que mañana, se quejen de que el técnico propone atrevimiento frente a la posibilidad de cerrar los partidos.

¿Quién tiene razón? En el fútbol profesional no hay más razón que las victorias, los goles, los puntos en la clasificación, los logros en la Liga, las clasificaciones europeas…Y el Athletic de este curso, no es nada que nos coja por sorpresa, se va a quedar sin ninguno de esos añadidos. Pero no por eso hay que denostar lo realizado durante una campaña en la que durante varios meses había quien juraba que los jugadores le estaban haciendo la cama al entrenador. Pues bien, o es la cama más grande del mundo y hacerla requiere un trabajo desproporcionado, o en este mundo que nos apasiona hay ocasiones en que la clasificación (aunque duela estar descolgado de los lugares de brillo) no lo es todo.

 

 

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