9/5/2012 UN AÑO DE BUCAREST

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9 Mayo 2013

David Miguélez

Hoy hace un año había pasado toda la noche intentando conciliar el sueño, cada vez que un atisbo de quedarme en brazos de Morfeo asomaba a mi habitación se desvanecía entre goles y jugadas ensayadas…

Me levanté por la mañana con la tensión del soldado que se dispone a partir hacia la guerra. La incertidumbre de saberme ganador de la batalla o de la muerte en busca del triunfo.

El día transcurrió lento, demasiado quizás, más de una vez me descubrí animando a las manijas del reloj a avanzar a paso acelerado.

Piel rojiblanca, corazón guerrero, ilusión infantil, sueños eternos. Mi corazón no latía ese día, galopaba incontrolado hacia Bucarest. Allí estaban mi alma y mis sentimientos, mi cuerpo deambulaba al ritmo de las horas, ya casi era el momento.

Recuerdo sentarme rodeado de madridistas y catalanes. No me libro de ellos ni en nuestros mejores momentos. Por una vez nos tenían envidia, éramos nosotros el centro del deporte rey….

La primera bofetada llego pronto, demasiado.  Aún me veo dándole recuerdos en alemán a la madre de Wolfgang Stark tres minutos después cuando no quiso ver un claro penalti a Llorente. A partir de ahí ya casi no recuerdo el fútbol. Abstraído de todo lo que me rodeaba el castillo de naipes que había creado con mis sueños europeos se derrumbo sin remedio.

Aguante como pude hasta casi el final del partido. Faltando cuatro minutos, sentado en el frío suelo, sólo pide abrazarme a mi bandera y llorar. Perdí la noción del tiempo. Escuchaba el murmullo del gentío que poco antes me rodeaba. Atinaba a entender entre sus palabras, desde la distancia, frases típicas como «no pasa nada», «es sólo fútbol», «otra vez será», dentro de mi cabeza se aglutinaban las respuestas, «que sabéis vosotros lo que es sentimiento», «igual no hay otra vez», no es fútbol es Athletic»…

Cuando logré levantarme había pasado una hora desde el pitido final. Ya estaba en soledad, el murmullo que martilleaba mi cerebro había pasado de frases de consuelo a susurros de llanto de miles de rojiblancos que al igual que yo vagaban en soledad por la calle, llorando, sufriendo, lamentando, sintiendo Athletic…

Bucarest, final de un sueño.

09 de Mayo de 2012, ese día rozamos la gloria…

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